TE AMO TE ODIO
sin tí no puedo vivir
Igal Permuth, Lourdes de la Riva
Alejandro Marré, Alejandro Noriega
Anna Cosenza, Pablo Bromo
(Miércoles 9 de Marzo, 7 PM)
“El amor se me transforma en dolor. Y eso no es justo.
El amor ha sido siempre alegre, constructivo, sinónimo de felicidad, y de optimismo.
Yo amo a mi país. Y es un amor triste, impotente, infeliz, que me duele”.
(Manuel José Arce)
El amor ha sido siempre alegre, constructivo, sinónimo de felicidad, y de optimismo.
Yo amo a mi país. Y es un amor triste, impotente, infeliz, que me duele”.
(Manuel José Arce)
Vivir en este país es un acto de fe, una sospecha de que la esperanza es una herramienta imprescindible. El arte, por consecuencia, resulta ser un ejercicio cotidiano con exploraciones intangibles y fantásticas. La pintura, la fotografía, la instalación, el arte in-situ, la palabra; son sólo hologramas que despiertan complicidad en el espectador que se vincule con estos planteamientos tan fugaces y efímeros como la idea. El amor, el odio, la desesperación, la fatalidad, la incongruencia, el asombro, la perpetuidad, la armonía, lo improbable, el azar, la apatía, la paz, el conflicto, el lenguaje, la fascinación, el desasosiego; son una lista inminente de los elementos que estimulan toda la obra de los participantes de esta exposición, que solamente propone, una interpretación de la realidad más inmediata.
La ciudad, entonces, se transforma en un recurso obligatorio. Guatemala, como idea: un universo de paradigmas y contradicciones que nos hunden en la sospecha de amar y odiar al mismo tiempo.
En este sentido, la ciudad es un canvas, un cadáver exquisito, un libro abierto, una galería en blanco. Los artistas son engranajes obligatorios para entender la relación del guatemalteco con su nación. El día a día, es un azar punzante e inevitable que debemos vivir como un acto valiente e imprescindible.
Te amo, mi Guatelinda, pero te odio tanto… país de nadie.
La ciudad, entonces, se transforma en un recurso obligatorio. Guatemala, como idea: un universo de paradigmas y contradicciones que nos hunden en la sospecha de amar y odiar al mismo tiempo.
En este sentido, la ciudad es un canvas, un cadáver exquisito, un libro abierto, una galería en blanco. Los artistas son engranajes obligatorios para entender la relación del guatemalteco con su nación. El día a día, es un azar punzante e inevitable que debemos vivir como un acto valiente e imprescindible.
Te amo, mi Guatelinda, pero te odio tanto… país de nadie.
Pablo Bromo
Marzo del 2011
